(6768
m)
Lunes
26 de julio : salida de Huaraz hacia el campamento base del Huascarán.
Primera etapa, después de dos horas de minibus, Musho donde nos esperan las
mulas.
La senda atraviesa unos bosques de eucaliptos antes de llegar a la cresta de
una antigua morrena. Desde ahí se ve el campamento base (4200 m) al pie
de la zona de losas, caminando despacio se llega en unas 3 horas.
Al otro lado del valle - Callejón de Ayalas - se destaca la Cordillera
Negra y muy cerca la antigua cuidad de Yungay, sepultada en 1970 por una avalancha
de barro que bajó del Huascarán norte.
Martes
27 : salimos hacia el C1 (5100 m).
El camino que sube por la zona de losas graníticas, muy adherentes -
si no están mojadas - no presenta dificultades. Pero como en todas las
subidas, los mochilones lo hechan todo a perder.
Después del campamento morrena, un pequeño repecho conduce
al glaciar.
Miércoles
28 : nos cuesta bastante despertarnos. Iniciamos una lenta subida hasta
la canaleta por entre unos fantásticos séracs.
Este año el espesor de la nieve facilita el paso de la rimaya poco abierta
y sobre todo la ascensión de la canaleta (35 a 40°).
Este
paso angosto desemboca en un llano que se dirige hacia el norte al pie de la
cara del escudo. Este tramo entre séracs monumentales y restos
de aludes es poco ameno. Conviene pasarlo rápidamente.
El C2 (5900 m) se encuentra en una zona llana protegida de los aludes pero bastante
agrietada
(¡ ojo con las salidas nocturnas !)
Jueves
29 : tenemos que retrasar la salida hacia la cumbre por unas nubes espesas
que lo cubren todo.
A las cinco de la mañana empezamos la subida pues parece que va a despejar.
El camino sigue por el collado entre las cumbres norte y sur hasta una zona
que sube a la derecha entre los séracs. Ahí se encuentran las
mayores dificultades del itinerario : un muro de hielo de unos diez metros y
una grieta que hay que saltar frente a una pared de hielo. Puede variar mucho
el grado de dificultad según el estado del hielo, la visibilidad y...
el cansancio.
Conviene localizar con cuidado la salidad de este tramo para encontrarlo fácilmente
a la bajada, sobre todo si hace mal tiempo.
El
camino sigue después por una sucesión de cuestas de nunca acabar
con, de vez en cuando, una grieta medio cerrada - o media abierta - según.
Llegamos a la cumbre (6768 m) hacia las doce y media. Desde esta extensa planicie
se nos ofrece un fabuloso panorama de 360° : al este, la Cordillera Negra
; al sur, Huaraz ; al norte, la impresionante cumbre norte y al oeste la fabulosa
Cordillera Blanca.
A pesar del sol, el vientecillo helado que sopla arriba nos congela rápido.
A disgusto tenemos que emprender una bajada larga y cansada.
Mucha atención y un par de rápeles serán necesarios para
pasar las grietas y el muro de hielo.
Llegamos al C2 hacia las seis de la tarde, a tiempo aún para preparar
la cena con los últimos rayos de sol.
Viernes
30 : hemos conseguido comunicarnos por radio con Martín que se
propone subir a nuestro encuentro al C1. La bajada es tranquila y la grieta
de la canaleta se franquea de un salto. Hacemos una parada-merienda en el C1
para comer lo que nos ha subido Martín.
Después de la nieve, alcanzamos la zona de losas que acaban con las pocas
fuerzas que nos quedan. Pero esta noche, en el CB, cenaremos y dormiremos como
dioses.
Sábado
31 : hoy descansamos en el CB. Nos ha parecido necesario tener un día
de reposo después de esta ascensión. Además no corre ninguna
prisa, vamos bien en nuestro programa.
Domingo 1 de agosto : los muleros han llegado temprano
y a las nueve de la mañana levantamos el campamento. A las once llegamos
a Musho donde la señora Alejandrina nos prepara unos pollos con papas
que lindan con lo sublime. A las tres de la tarde, el minibús nos deposita
en la puerta del
hotel Chavín donde
tendremos que negociar... el agua caliente.
Desde
el principio del glaciar, no se tarda más de una hora en llegar al C1. Sólo
hacen falta 5 horas para subir del CB al C1. Terminamos el dia organizando el
C1, preparando agua y observando el itinerario para el día siguiente con el
paso de la canaleta.
La
vista desde la cumbre